martes

Recibidor

-No voy a entrar más. Creo que no merezco entrar.
-¿Qué? Pero yo quiero que entres.
-No voy a entrar si nadie me da la llave para ello.
-¿Y qué pasa si ya estás dentro? Estás dentro. Quiero que estés dentro.
-Soy un desconocido. No quiero entrar y saberlo todo. Mereces recibir algo a cambio, y tú no quieres conocerme.
-Quiero conocerte. Dije que si tú entrabas, no me mostraras de ti, y que si me mostraras, no entraras. No quiero colgarme de tu mente.
-Dulce boca, me quedaré en el recibidor.
-Haz lo que quieras, pero estás dentro.


¡Oh estrés! ¡Bienvenido a mi vida!
Me sale el trabajo por las orejas, es cierto, haber perdido tantas clases por la chica del intercambio no ha sido precisamente bueno.

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