Productividad

Esta mañana me desperté llorando. Bonito despertar para ser el último día del año, ¿no? Supongo que habrá sido por la pesadilla, o por vete a saber tú qué... No le daré más importancia de la necesaria y me despejaré la mente haciendo las típicas cosas de fin de año: balance de todo lo sucedido durante este.

Veamos mi balance.

Un año lleno de sabores agridulces. Siempre que iba bien el asunto, algo lo jodía. Siempre. ¡Mira que no se salva ninguna! Este año me he embarcado en nuevos proyectos, y con ilusión los he comenzado y desarrollado, aunque no sin problemas en el camino, claro. Ha habido ratos de felicidad, de pura felicidad no, pero sí algo similar. También he tenido la suerte de conocer a ciertos personajillos que me han hecho el rato más ameno, más fácil incluso. Que en cierta forma me han servido para evadirme, como de costumbre, de lo que sucedía detrás del tabique, y de veras se lo agradezco, no saben cuánto. Quizá tampoco sepan que me han ayudado a crecer.

Este año ha sido productivo. Pero productivo de verdad. Me ha dado tiempo a reír, a llorar, a disfrutar, a querer, también a sufrir y a odiar. Me ha dado tiempo a reflexionar, guiarme y a encontrarme. Y no diré que ha sido el mejor año de mi vida, porque en realidad me quedan aún muchos -espero-, pero ha sido un buen año. Quizá no porque las cosas buenas superen a las malas, sino porque a las malas, les pusimos remedio. O al menos lo intentamos.

Me he dado cuenta de lo mucho que me necesito a mí misma, también de lo cabezota y orgullosa que puedo llegar a ser, y hasta lo cursi. Que este año me he superado en eso -.-" ¿Dónde habrá quedado mi reputación de tía dura? Por el núcleo interno de la Tierra, seguro.

Quizá haya sido el año que más he aprendido. Con diferencia.



Con cariño sin amor, S.
PD.: Feliz Año y todas estas mierdas que se dicen siempre :)
Que por cierto, no pienso mandar 56464897651321321658 mensajes de cachondeo a todo quisqui que luego lo fliparé con la factura. Daros por felicitados, queridos y estas cosas por mi parte. MUÁ!

Veintiocho. Veintinueve.

Veinticuatro

Mañana, o pasado.

Supongo que llego algo tarde, pero: ¡FELIZ NAVIDAD!

En realidad este año no tenía mucha ilusión, tanta como el año pasado creo: nula. Pero las caras de los niños, sobretodo, creo que es lo que me hace un poquito más sensiblona y al final la Dama de Hierro cae. Supongo que también soy partidaria de que esta época es sólo consumismo (espera, ¿en qué época del año no lo hay?) e hipocresía (espera de nuevo, ¿sólo la hay en Navidad?). Sí, todo eso está bien pensarlo, está bien pensar que todo el mundo es un egoísta, que sólo vive para él, pero luego llegan estas fechas y a todo el mundo le apetecería poder reunirse con alguien, con quien pelearse por el vino o cómo hacer las gambas, o simplemente, ver que aún están vivos y que el tiempo que les queda, pueden ser algo más felices. Quizá porque todo el resto del mundo lo hace, y nos da por tener empatía...
Teniendo al margen estas idas y venidas de todos los años que ya todo el mundo se las sabe de memoria, diré que estoy contenta. Supongo que es porque he desayunado churros o porque he comido menos que ningún año y porque creo que tanto el fin como principio de año, será bueno. Para recordar, quizá.

Para recordar también fue la plorera que me dio ayer, sé que fue mi culpa. Volví a ver Mi Vida Sin Mí. Pero en realidad me encanta, la película, no llorar, vaya. Y supongo que es menos amargo derramar unas lágrimas si es por esa historia, de la que me enamoré como pocas veces hago.

He de leerme libros para estas vacaciones que aún no he empezado, y que creo que hasta mañana, o pasado, no empezaré.

Peldaños

Llega al ascensor y mira las llaves de casa. Le matan los pies: Malditos tacones, Señor. Piensa. Abrie la puerta, entra y ve su moño desaliñado, sus facciones cansadas y se acerca a mirarse, y no se cree cómo ha podido a llegar a estar así. Quizá ha sido el tipo de vida que ha llevado, sus problemas alimenticios y sus encuentros con el alcohol, ellos. Quizá su problema haya sido los hombres. El no saber decirles que no, el dejarse llevar.

Sube hasta el cuarto, y abre pesadamente de nuevo la puerta hasta salir al rellano, donde se encuentra bajando por las escaleras a un hombre. Un tipo algo extraño: ¿Vive aquí? Pasa un breve instante por su mente un recuerdo en un pequeño antro de París, donde ella estuvo con una amiga pasando unos días. ¿Era posible volverle a ver? Apenas había tonteado aquella vieja noche en la barra del bar, no menos ebria que de costumbre. Apartó la mirada, se cogió el bolso apretándolo contra sí misma y posó la llave en la cerradura. Una puerta verde, oscura, bonita aunque antigua acorde con el edificio. Giró la cabeza y él seguía ahí, en el último peldaño de ese tramo de escalera, mirándola. Esta vez no apartó la mirada.

-El cuello al descubierto en el mes de enero, no es muy aconsejable.
-¿Eres médico?
-No, sólo tengo sentido común.
-¿Quién eres?
-¿Quién quieres que sea?

Entonces apartó la mano de la cerradura, dejó caer las llaves con ellas el bolso también, apoyándose en la pared de su derecha, dejándose caer hasta llegar al suelo, donde sin volver a mirarle y lloró.

Ayer

Quería que contaran mis hilos, que me descosieran y después me deshilacharan.

PD.: Notas

A de anécdota.

¡Saludos navideños!

Hoy he tenido un momento de los mejores de esta semana.
La buena gente me dejó en la parada de bus para irme a mi rica casita, que ya hacía un frío que pelaba y no me apetecía pulular por las calles. Me senté en la parada y en eso que vino una mujer mayor, y se sienta a mi lado. Todo normal, ¿no? Me pregunta cuál cojo: ¡anda, pues el mismo que yo! Y en eso que pienso:

OH NO, UNA ABUELA CASCORRA...

Pero cuál fue mi sorpresa, que al hablar y hablar la una con la otra, me quedé pasmada. Ella querría haber estudiado Derecho, como yo quiero. Ahí supongo que fue cuando cogí interés en la conversación. No pudo estudiar porque su madre decía que con coser tenía bastante: ¿para qué más? La mujer, parecía triste, aunque comprendía en cierta forma a su madre: eran otros tiempos.
Me fue contando sobre su vida, dónde vivía antes, de qué pueblo era, qué creencias tenía y de ahí salió el tema de la religión. Me asombró bastante el vocabulario que utilizaba. Hablaba correctamente, sin apenas típicos fallos de pueblo y de la edad, y se expresaba que ya quisiera yo poder hacerlo así. Ella creía en algo, en un dios, pero no en la Iglesia. Además, me contó anécdotas divertidas sobre el cura de su parroquia cuando ella le dijo:

"-Padre, la homilía de hoy me ha defraudado.
+¿Por qué?
-Pues porque a ahí dice que los ángeles no tienen sexo en el más allá. Y yo digo que si en el más allá voy a ver a mi marido, y no voy a tener sexo, ¿para qué quiero ir? Prefiero ir al infierno que hay tíos majos."

Y entonces me partí de risa, no podría creer lo que decía. Fue contándome historias y más historias mientras íbamos en el autobús. Animándome mientras tanto a que si de verdad me gustaba Derecho, que siguiera estudiando hasta conseguirlo. Realmente me animó.
Otra risa que me hizo gracia fue cuando yo le dije:
-Muchas pernurias, ¿verdad?
Y ella contestó:

+De penurias nada. Penurias no, putadas.

Iba llegando a mi parada y la verdad es que me entristecía. Quería seguir escuchándola, que me contara sus historias, sus mejores libros leídos, los que dice tener subrayados para después leerle a su marido las palabras, que a sus seis hijos le había inculcado el valor de la lectura...

¡DIOS, PERO QUÉ AMA ES ESA MUJER!

Al despedirme, me dio dos besos, nos felicitamos las fiestas, me dijo que sentía darme la tabarra, pero le dije que al contrario, era todo un placer realmente. Si la veía de nuevo, que por favor la saludara, que no se olvidaría de mí. Ojalá, ¿no? Que alguien a quien no conoces de nada, se acuerde de ti.



Y cambiando de tema, me cae una. Recuperable, sin demasiado agobio esta Navidá.
Hace frío, y me encanta. Haré fotos, y me encanta. Saliré, beberé, dormiré y me quejaré, perfecto.

Bueno, creo que llevo unos días sin venir por aquí. Quizá por pereza, también porque no he tenido demasiado tiempo para ponerme a pensar en pasarme un rato por esto. Mentira, sí he tenido, pero ni se me ha pasado por la cabeza.. Lo siento pequeños saltamontes.

Estoy motivada. Empiezo esta semana con ganas. Qué pena que estas ganas de comerme el mundo no hayan venido cuando estaba de exámenes.

Qué cosas éstas, eh.

Tengo serias intenciones de romper mis compromisos familiares e irme a tomar por culo. Coger un bus y au. ¿Eh o no?

¡Que sólo me sale cantar!

Yo soy tú

Creo que tienes un problema. Un problema relativame grande. No es una espinilla en la cara, o un pelo mal cortado en la peluquería, no. Es un problema angustioso y agradable a la vez. Un problema que te puede llevar a una paranoia suprema, o quizá algo peor, ya tú sabes, S. Porque llegan momentos en los que te pregunto si es normal. Si es normal sentirnos bien. Ser feliz en momentos que son efímeros y producidos por cosas ínfimas. Más de lo que podrías pedir. También supongo, S., que son muestros cambios de humor, y la edad, ¿no? Dime que es eso, que se nos pasará. Dime, S., que tú estarás, que no me abandonarás como otras veces. Que me dejarás que me apoye en ti para que, aunque sea tu parte irracional,puedas saber lo que (te) ocurre, porque sé que a veces no te dejo pensar, y eso me encanta. Que inundo tus pensamientos y acabo siendo esa parte de ti que quisieras arrancar, junto con tus kilitos de más. Sé que también me necesitas para ser tú, para los momentos en los que te gusta dejarte llevar, aunque soy yo la que te va a llevar a un lugar inhóspito y desagradable. No quiero que lo pases mal, pero es mi natulareza, yo necesito, quiero, ir allí. Te resistirás, como siempre, pero acabarás yendo. Te encanta, no lo niegues. Me insultas y te tomas cosas para hacer que desaparezca, y no sabes que así me enorgullezco más. Y que cuanto más hables con él, cuanto más le esperes, más crezco yo. Siempre estaré ahí, porque soy tú.

Subcomandante

El poder pudre la sangre y oscurece el pensamiento.

S. M.

Si me lo dicen no me lo llego a creer. Anoche bebí más de la cuenta. Fuck. Hoy he visto el mañana distintamente al ayer. Quizá necesite gorra.

Hippies, hippies. ¡HIPPIES!

¡Poca energía que tengo hoy!

Saldrá con el pavo de R. a hacer(le) unas fotejas por el centro.Tengo ganas. También quiero ir a los hippies. Hoy podría ser un día genial si hiciera frío ahí fuera y me comprara alguna cosa de los hippies :)


Te contaré algo, odio cuando las pestañas me dan con el cristal de las gafas, también odio que se me rompa la galleta al mojarla en la leche, que se me quede la marca de la almohada en la cara. También odio el orden, pero aún más el desorden, el exceso de maquillaje, las uñas postizas y que se me mueran las plantas. Odio dar explicaciones, comer coliflor y mancharme cuando como un gofre, despertarme y ver que no tengo nada por hacer. Esperar. Odio esperar. Aunque lo hago.

Cógelo, ¡cógelo joder!

-¿Ocurre algo?

-Estoy en la estación de bus.

-Espérame.

Sí,

a mi también me seducen las mentes, las mentes complejas, portadoras de misantropía hacía la ignorancia humana, de conclusiones precoces y acertadas acerca de detalles que a simple vista pueden parecer insignificantes. Las mentes extravagantes, las mentes con conocimientos en cada uno de sus rincones, las que saben manejar una ironía de manera sofisticada.
Y sí, yo también haría el amor con una mente retorcida, tan fría como el calor, una mente perspicaz, que utiliza la palabra como medio de seducción, que sea capaz de besar con susurros, y que elevarme al clímax con tan solo sílabas embriagadoras.

¡Encantado!

+Voy a suspender con un 2'5, ¿y tú?
-Con un 4'5. Y eso jode.
+¿Cómo te llamas?
-Charmander, ¿y tú?
+Stewie. ¡Encantado!


Bien, mantengo una conversación cada dos días con alguien en una mesa de una clase, que no sé quién es. Bueno, sí. Stewie :D

Que

llegue y entre sin pedir permiso. Mantenerme recelosa a dejarle y que me tome hasta saciarme.

Quería saber qué coño le pasaba a mi cabeza antes de joder otra