sábado

Sigo...

leyéndote, a oscuras y a escondidas. No te escribo en público porque esos pensamientos me los guardo, porque no quiero decir en voz alta las cosas impresionantes que opino. Sobre ti. Sobre tus palabras, también.

Yo sí digo cosas ebria que no digo sobria. La mayoría son esas cosas que no me atrevo a decir. Puto deshinibidor. Esas cosas que no debería decir, que quizá no debería ni pensar, esas cosas que me gustaría a veces no sentir porque no me hacen bien. Aunque tampoco mal.
La consideraré una caña y una tapa de ensaladilla rusa extraña con salsa barbacoa por encima. Un remix de todo, ¿no? Supongo que como yo. Como tú. En el fondo no estaba tan mala. La tapa, digo.

Gracias por estas cosas. Los abrazos, los emails que leo tarde, los textos que quieres que lea y no puedo porque no doy más de mí, los mensajes con un trozo de una canción que me fliiiiipa porque en ese momento está sonando. Me encantan, ya sabes, flor de mayo.
Y digo que nunca -un nunca de los que sí pueden decirse-, nunca he tenido nada así. Y nunca... nunca quiero volver a tener algo así. Porque lo poco gusta. Porque en realidad, a cualquiera que se lo contase, pensaría que es irreal. Podría hacer una película independiente sobre esto. Ya estoy viendo los planos picados del antro al que vamos. La vista de cerca de las arruguillas de tus ojos cuando sonríes o abres los ojos grandes cuando te digo que invito yo.

Y como las palabras de María Zaragoza en una de las hojas de mi libro, hay lugares para perderse y encontrarse. Aunque personas también.
Quédate

1 comentario:

  1. Seguro que saldría una película de esas de casualidades absurdas y bonitas que nos gustan tanto aunque sólo lo admitimos a veces.
    Por eso merece la pena, por eso nos gusta y por eso es necesario.
    "Seamos realistas, pidamos lo imposible"

    pd: te sigo debiendo una entrada.

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