martes

Paul

tú crees en el ron de café, en los presajios,
y crees en el juego;
yo no creo más que en tus ojos azulados

tú crees en los cuentos de hadas, en los días
nefastos y en los sueños;
yo creo solamente en tus bellas mentiras
Verlaine



¿Dónde está la musa que solía hacer que escribiera en cualquier parte? No está. Ni por asomo. Me estoy volviendo en alguien mecánico que se levanta, desayuna y corre para llegar a tiempo a clase. Habla, ríe e intenta no pensar en lo demás. Quizá porque no me atrae mucho la idea de que mis ideas no vayan a servir de nada, quizá porque no me apetece decir palabras en vano a oídos que no escuchan lo que oyen. Quizá porque últimamente veo Sálvame con mi abuela, porque no quiero dispersarme con vagas ideas de luz, fuego, destrucción. Quizá necesite un chute de adrenalina, volver a ser quien era.